Mi pequeño homenaje ha este gran artista...
En la madrugada del 19 de mayo de 2015, nos ha dejado Manuel Molina a los 67 años a consecuencia de un cáncer diagnosticado hace 2 meses y del que no quiso tratarse.
Manuel Molina (de Lole y Manuel) es el último mohicano de la trova flamenca. Un autor que revolucionó este arte en los años setenta haciéndolo confluir con el rock experimental de Los Smash y más tarde con la tersura de la voz de Lole Montoya, con quien formó el dúo “Lole y Manuel”.
Ese periodo, el que va del año 75 al 80 fue, seguramente, en términos creativos, el más profuso de cara al público: en esa etapa quedaron plasmadas numerosas canciones que marcaron un hito en la historia del flamenco; pero Molina no es un creador de épocas, con él no van las modas, y su cosecha continuó dando joyas poéticas de incalculable valor cultural y sentimental.
Manuel Molina Jiménez nació en Ceuta en el año 1948. Hijo del guitarrista y cantaor “El Encajero”, a principios de los años cincuenta su familia se traslada al barrio del Tardón, en Triana, y es allí donde comienzan sus primeros coqueteos con el mundo artístico; junto al cantaor “Chiquetete” y al guitarrista Manuel Domínguez,“El Rubio”, forma el grupo “Los Gitanillos del Tardón”. Manuel tenía por entonces doce años y su sentido de la composición ya comenzaba a dar frutos de gran calidad letrística y musical. En 1975 y ya como dúo con Lole Montoya “Nuevo día” le encumbró a los más altos estamentos de la popularidad nacional y fue el motor de arranque de los tres discos que le siguieron con la multinacional CBS: “Pasaje del agua”, “Lole y Manuel”, “Al alba con alegría” y “Casta”.