jueves, 13 de noviembre de 2008

Bailaor. Patriarca Farruco

Farruco.
Antonio Montoya Flores (Pozuelo de Alarcón Madrid, 1935/ Sevilla, 1997). Bailaor. Patriarca de una larga saga familiar, es un caso aparte. Por su rebeldía, por su independencia, por la rabiosa reivindicación que hace del gitanismo de su arte. "Soy un gitano verdadero, de los más puros. He perpetuado mi raza y guardado con tesón nuestras costumbres. Tengo el orgullo de haber casado a mis cinco hijas con gitanos, en cinco bodas de gloria". Se ha escrito de él que es la fuerza de la sangre. Sobrino nieto del genial guitarrista Ramón Montoya, perteneció a una familia de gitanos canasteros que andaba por los caminos con su carro y buscaba cobijo bajo los puentes para dormir. El nombre artístico le viene de su madre, que bailaba bien y a quien llamaban La Farruca. Se casó a los catorce años, a los quince fue padre, a los dieciséis enviudó, a los treinta y tres era abuelo. Su único hijo varón, a quien llamaban Farruquito, murió en accidente de carretera cuando tenía dieciocho años y era ya un bailaor perfecta reencarnación del padre. Para el patriarca fue un golpe del que le costó años salir: abandonó el baile, nada le interesaba de la vida.
Ahora Farruco tiene todas sus esperanzas puestas en un nieto a quien llaman también Farruquito. En espectáculos familiares, en cine (la película Flamenco de Carlos Saura), en el docudrama de televisión Bodas de gloria, se ha corporeizado de diversas maneras la ceremonia en que el abuelo traspasa al nieto sus poderes en el baile. Farruquito es realmente una promesa deslumbrante, pero quien haya visto al patriarca nunca podrá olvidar la portentosa, y vigorosa, personalidad de este auténtico monstruo del baile flamenco...